martes, 26 de julio de 2011


Él te da su amor, tú duermes con dudas. Ahora ves que la costumbre no es lo que aparenta ser. Es tan sincero, contrario a mis defectos, pero sigo siendo el malo que no dejas de querer.
Tú serás la cinderella, él el tonto que da pena, y aunque yo no sea un príncipe azul, soy tu amor y tu dilema, y al igual que en las novelas, soy el malo con una virtud.
Él no entiende el procedimiento, cuándo y cómo darte un beso, yo en cambio encuentro el punto débil en el que te elevas en exceso. Ni siquiera se imagina de ese pacto misterioso con tu alma y tu cerebro.
Tendrías que volver a nacer, para ver si en otra vida te enamoras de él. No tiene la táctica adecuada para arrancarme de tu pecho; yo que te fallé a ti mil veces, sigo siendo tu dueño.
Que me pregunte cómo te conquisté, que anote mis truquitos en papel: no bastan los modales y ser fiel, si tú deliras por el malo que te eriza la piel.

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